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El enojo y sus efectos en el cuerpo

El enojo es una emoción poderosa que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. ¿Alguna vez se ha preguntado qué sucede en su organismo cuando lo experimenta? ¡Prepárese para descubrir cómo domar a este monstruo!

Los músculos se tensan, el ritmo cardiaco se acelera, la presión arterial aumenta, sentimos que la cabeza nos va a explotar y nos ruborizamos. Así empieza a manifestarse el enojo, una emoción que todos hemos experimentando en algún momento de la vida.

Hay que saber que este enfado o alteración puede presentarse en diferentes niveles de intensidad, lo que depende de la causa o la situación. Es posible que vaya desde un estado leve de irritabilidad hasta una perturbación más intensa, que pueda catalogarse incluso como ira o furia.

¿Por qué nos enojamos?

  • Por experimentar una situación que consideramos negativa.
  • Por sentirnos contrariados con palabras, acciones o actitudes de otras personas.
  • Por un sentimiento de frustración en la escuela o el trabajo.
  • Por no tener éxito en alguna actividad que habíamos planificado.
  • Por un acto que consideramos injusto.
  • Por recibir un maltrato o una agresión.

Todo inicia en el cerebro

¿Sabías que el cerebro tiene la capacidad de entender en 300 milisegundos que algo no está correcto? Nos enojamos muy rápido, y cuando ocurre:

  • El hipocampo recuerda, asocia y distingue lo que nos molesta.
  • Un conjunto de neuronas que se encuentran en la porción interna del cerebro brinda una información recurrente, haciéndonos tener pensamientos e ideas constantes y obsesivas.
  • La amígdala cerebral genera la emoción y ésta puede expresarse a través de malas palabras, impulsividad y gesticulación de la cara.

Otras manifestaciones que ocurren son:

Respuesta de lucha o huida. El cuerpo activa este mecanismo ancestral que le prepara para enfrentar una amenaza. Se liberan las hormonas adrenalina y cortisol, lo que incrementa la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la respiración.

Tensión muscular. Los músculos se contraen y se tensan, preparándose para la acción. Cuando esta condición se prolonga causa dolor de cabeza, problemas en el sistema musculoesquelético y afecciones en la postura normal de nuestro cuerpo.

Impacto en el sistema inmunológico. Los altos niveles de estrés causados por el enojo prolongado pueden afectar la capacidad del cuerpo para combatir enfermedades, lo que le hace más susceptible a sufrirlas.

Problemas digestivos. Se puede alterar la función normal del sistema gastrointestinal, causando problemas como acidez, indigestión y malestar estomacal.

Impacto en la salud mental. El enojo es capaz de aumentar el riesgo de desarrollar diversos padecimientos, como estrés crónico, ansiedad y depresión, así como dificultar las relaciones interpersonales.

¿Qué podemos hacer?

  • La práctica de técnicas de relajación, como la respiración profunda y la meditación. También sirve una rutina de ejercicio cotidiana.
  • La búsqueda de apoyo emocional. Un terapeuta nos puede enseñar a desarrollar técnicas para cambiar nuestro pensamiento y conducta.
  • Tratar de extender nuestro grupo de amigos, lo que requiere que aprendamos a reconocer a las personas con actitudes optimistas.

Referencias

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